El único acceso que tiene la pequeña población está destruido por el paso de maquinaria pesada. Casi nadie puede entrar, y los habitantes que tienen problemas de salud, no pueden salir a atenderse.
Un problema muy grave está afectando desde hace tiempo a una pequeña población del interior provincial a unos pocos kilómetros de Tatané. Se trata de Colonia Posta de El Salado, departamento de Laishí, que tiene una ruta vecinal de unos 8 kilómetros de camino de tierra, y allí hay una escuela rural y en la colonia viven unas 40 personas.
Todas viven un calvario porque la empresa constructora que viene llevando adelante las obras del gasoducto, destruyó el camino de acceso a la colonia y los docentes no pueden ingresar a dar clases, ni ambulancias pueden retirar a los enfermos. Del otro lado, los pobladores están aislados, encerrados en su pueblo sin poder salir.
“Vinieron los operarios de la empresa que hace el gasoducto, rompieron todo el camino y no solucionaron para nada. Ahora están trabajando todavía, y a tal punto es la intransitabilidad, que los propios tractores quedan varados en el barro” contó un poblador.
“Se llegó a un arreglo y ellos no cumplieron, que era arreglar el camino pero eso no lo hicieron. Rompieron el camino, rompieron también cañerías de agua, y destruyeron alcantarillas, y no podemos transitar” describió.
PROBLEMAS PARA LOS ENFERMOS
Por si todo este padecimiento fuera poco, la situación más complicada la pasan quienes están enfermos, ya que al pueblo no pueden ingresar ambulancias ni vehículos que puedan sacar a los enfermos. “Hay un señor del fondo que le amputaron la pierna hace poco, necesitamos sacarlo de la colonia para llevarlo a las curaciones y la ambulancia no entra” advirtió una vecina consultada por FormosaViral.
La colonia es un pueblo que depende del municipio de Herradura, y si bien las autoridades políticas están al tanto de la problemática, no aparecen las soluciones. “El intendente de Herradura se lava las manos” se quejaron los pobladores.
Los niños y jóvenes de la escuela y el secundario que viven en el pueblo muchas veces quedan sin clases, ya que los docentes no pueden ingresar hasta el pueblo.
“Las maestras se quedan con los autos, los dejan en la ruta y entran y salen caminando” explicaron los vecinos. “Una vergüenza, todos se tiran la pelota” dijeron.
Ahora, con la lluvia de este fin de semana, el acceso es infranqueable. Tanto para los responsables de la empresa constructora, como para los políticos de turno, los padecimientos de los pobladores no importan, ni el sufrimiento de niños y enfermos.