Pese a que aún rige el aislamiento preventivo, y las salidas de esparcimiento de los sábados es para sacar a los niños a unas cuadras alrededor de los domicilios, pero no a plazas ni parques, la plaza San Martín se llenó este sábado de personas que no estaban paseando niños sino perros, y encima, de forma irresponsable sin bozal. ¿Consecuencia? Una brutal pelea de perros que sus dueños no podían separar. Se olvidaron del distanciamiento social, se olvidaron del barbijo bien colocado, y aparecieron las patadas a las cabezas de los perros para tratar de separarlos. ¿No era más fácil que tengan correa y bozal?
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Los perros son perros, y son animales como todos, instintivos, cuando se encontraron varios machos adultos poco tiempo pasó para que haya una feroz pelea en la que incluso tuvo que intervenir un policía para tratar de ayudar a los dueños, que sólo atinaron a espantarse, mientras que uno de ellos, pateaba en la cabeza a unos de los perros para tratar de zafar de la mordida al otro. Totalmente brutal.
La naturaleza de los perros es bien conocida, y con unos pocos cuidados se los puede tener tranquilamente en la vía pública. Pero los que no entienden parece que son los dueños de esas mascotas, que los sacan a la plaza San Martín, les quitan la correa (algunos ni la tienen), y encima, no tienen bozal.
Luego, encuentran otro dueño igual de desaprensivo que el primero, y lógicamente sus perros se trenzan en una batalla que no pueden parar.
Aquí nuevamente aparece el vacío legal que hay en la ciudad con respecto a la tenencia responsable de mascotas. En ciudades serias, hay registros de mascotas, sus dueños y si los han vacunado, hay reglas claras para que éstos anden por la calle e incluso, las ordenanzas obligan a sus dueños a tener elementos para levantar la materia fecal de sus perros para que no queden en la vía pública. Pero en Formosa, todo es como en la era medieval, acá todo es a lo “a mí qué me importa” y así nos va.
Los concejales capitalinos, del radicalismo, del Pro, del PJ, y de la madre en coche, se pelean entre ellos con valuartes políticos y defendiendo sus respectivas opiniones partidarias, dejando en el olvido al vecino y a la ciudad que necesitan regulaciones acordes a la actualidad.
En el medio de todo este circo vespertino de la plaza San Martín, claro que había niños que observaban tremenda insensatez de los adultos, tamaña irresponsabilidad de los mayores y encima, corriendo riesgo de que algún perro enojado termine mordiéndolos a ellos.
¿Cómo iban a poder evitarlo? Si ni siquiera pueden atajar a sus perros para que no peleen. Una vergüenza.
En fin, la plaza San Martín de este moderno año del 2020, parecía un establo, en el que había una pelea clandestina de gallos, y gente alborotada alrededor que no se entendía bien qué papel cumplían.
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